En esta época de artistas 100% desechables, de música sin substancia y carreras que ya se consideran "clásicas" después de solo dos discos, la presencia de Amy Winehouse constituía una auténtica bocanada de aire fresco. No importaba que su excelente voz estuviera influenciada por las grandes del soul como Aretha Franklin o Sarah Vaughan ni que su banda pareciera una combinación de los Blues Brothers con la máquina sexual de James Brown. Precisamente en eso consistía su atractivo: sin ser exhibicionista como las "princesitas del pop" (léase todas desde Britney Spears hasta Lady Gaga ni caer en el ruido caótico del hip hop en su zona más ligera (Black Eyed Peas o Alicia Keys, Amy Winehouse tuvo éxito de inmediato con el insumo básico que todo verdadero artista debe mostrar: talento.
Lamentablemente - y también como muchos otros grandes artistas de la historia del pop rock mundial - el talento de la Winehouse iba de la mano de una personalidad inestable, múltiples adicciones y un intencional apego a los extremos. La cantante y compositora británica acaparó titulares por sus constantes problemas de salud dentro y fuera del escenario. Lo más común era verla sumamente delgada e intoxicada en sus conciertos y poco a poco, su brillo musical se fue apagando para dar paso a una personalidad agresiva y diletante. Las increíbles ventas de sus dos únicos discos - Frank (2003) y Back to black (2006) - la hicieron conocida en todo el mundo y recibió halagos y premiaciones de todo tipo. Asimismo, era artista fija en todos festivales prestigiosos de Europa y EE.UU., compartiendo escenarios con diversos grupos y solistas famosos de rock a pesar de su estilo sofisticado y poco parecido a las tendencias de la escena musical moderna.
Amy Winehouse fue encontrada muerta ayer por la mañana en su casa ubicada en Camden, Londres. Aun las causas no se han establecido con claridad pero todo hace suponer que se trata de una sobredosis. En realidad, no sorprende mucho la noticia, aunque sí es triste ver cómo una estrella verdadera, joven y talentosa, sucumbe víctima de sus propios demonios. Nos quedan dos discos brillantes de exquisita música soul, R&B, blues y jazz, canciones que da gusto escuchar en estos días dominados por las cajas de ritmo, los DJs sin talento musical y los insoportables reggaetoneros/cumbiamberos. Tenía 27 años, la misma edad a la que fallecieron otros grandes de la música como Brian Jones, Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix y Kurt Cobain.
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