Durante los 80s el panorama musical se amplió de manera exponencial. Géneros y artistas nuevos comenzaron a surgir en EE.UU. y Europa como respuestas al declive de las puntas de lanza del movimiento rockero: los dioses del rock clásico, las bandas progresivas y la agresividad punk habían entrado al final de sus días de gloria y solo los más grandes permanecieron vigentes, mientras la mayoría se perdía en el olvido o en vanos intentos de actualizarse, poniendo en riesgo sus prestigios y credibilidades.
En ese contexto, mientras el lado alternativo de la escena se sobrepoblaba de bandas metaleras de todo tipo y de oscuros representantes del post-punk europeo, el lado comercial fue también invadido por una nueva ola de artistas que, desde diversas propuestas sonoras, dieron forma a la programación de MTV, el revolucionario canal de televisión que se convirtió en la plataforma de despegue para todos aquellos músicos que soñaban con la fama y la inmortalidad.
Una de las bandas más interesantes de esa década es el dúo Tears For Fears formado en 1981 por Roland Orzabal (guitarra, teclados, voz) y Curt Smith (bajo, voz), que combinó de manera muy inteligente y efectiva la estética y las texturas de la new wave británica con un filo rockero poco común en otras bandas del mismo movimiento. Orzabal y Smith siempre fueron el núcleo de este grupo aunque se presentaron como cuarteto en su etapa más exitosa (1983-1986) junto a los músicos Ian Stanley (teclados) y Manny Elias (batería).
Luego del extraordinario éxito que tuvieron con sus dos primeros álbumes The hurting (1983) y Songs from the big chair (1986), el dúo decidió expandir su sonido y produjo un ambicioso disco titulado The seeds of love (1989) en el que buscan un sonido0 más psicodélico y variado, con reminiscencias beatlescas e influencias del soul. Los temas de sus canciones siempre mostraron una preocupación de orden social como puede apreciarse en clásicos de los ochentas como Everybody wants to rule the world o Change. Paradójicamente, The seeds of love que era a todas luces su disco más elaborado no tuvo la repercusión de las producciones anteriores, lo cual ocasionó la separación del dúo. Luego de un par de álbumes publicados bajo el nombre de Tears For Fears - pero que en realidad podrían considerarse como esfuerzos de Orzabal en solitario - Roland y Curt se reunieron en 2004 para lanzar Everybody loves a happy ending y desde entonces se han mantenido en actividad como parte del renacido interés por las bandas de tiempos pasados.
El próximo 28 de septiembre este grupo tocará en Lima en la explanada del Estadio Monumental. Será una excelente oportunidad para ver en vivo a una de las bandas que de alguna manera definió el sonido del pop inglés de los 80s y cuyas canciones mantienen una frescura y calidad que les permite mantenerse vigentes en pleno siglo 21.
Mad world, uno de sus primeros singles de 1983.
Mother's talk, con un sonido fuertemente influenciado por Depeche Mode en su primera época.
Su canción más emblemática, uno de los mejores solos de guitarra de los 80's, aquí en vivo en el Festival Knebworth de 1990.
Sowing the seeds of love en vivo y con orquesta.
Esta es la actual formación de Tears For Fears, la que nos visitará a fines de septiembre, tocando uno de sus mejores temas, Head over heels.