Cuando se piensa en las diferencias entre la industria musical actual y la que llamamos clásica, el común denominador se expresa en críticas a la falta de originalidad, la ausencia de propuestas artísticas que verdaderamente puedan respetarse y la desmedida importancia que se le da a los aspectos comerciales de los nuevos artistas. Se sacrifica la posibilidad de generar artefactos sonoros memorables, sensibles y capaces de conectar con las pulsiones emocionales más profundas del oyente para producir mega éxitos que vendan muchísimo en poco tiempo y que desaparezcan rápido para dar paso a la próxima fuente de millonarios ingresos. El ideal del músico que se debe a su público y que busca conmoverlo a través de sus canciones a un nivel más personal ha desaparecido bajo las toneladas de dólares, música de inmediato impacto pero nula calidad, fotos en revistas y romances de pacotilla entre jóvenes que apenas superan la adolescencia.
Ese ideal fue encarnado por The Grateful Dead, la banda norteamericana liderada por el gran compositor y guitarrista Jerry García quien falleció un día como ayer, 9 de agosto, hace 16 años. García fue el vocero de una generación de músicos y fans de la música, en los años 60s y 70s, que daba primordial importancia a la música como herramienta de integración social y sentido comunitario, resumiendo en su agitada vida el pensamiento hippie, aquel que preconizaba la paz, el amor y la música como insumos indispensables para una vida más placentera y libre.
The Grateful Dead se convirtió desde su aparición en un grupo de culto, y supo mantenerse, a un tiempo, por encima y al margen de las tendencias que el mercado musical imponía gracias a su genuina propuesta que combinaba los elementos más bucólicos del folk y el country con la actitud y el filo rockero de la época. Las composiciones de García van desde el bluegrass hasta la psicodelia, desde el country hasta el rock y a lo largo de su extensa discografía ha explorado todos los géneros del espectro rockero (desde el punto de vista norteamericano desde luego) consiguiendo un cuerpo de trabajo compacto y de difícil clasificación. The Grateful Dead son, aun por encima de Bob Dylan, una de las instituciones musicales más respetadas por la contracultura estadounidense y su impronta continua vigente gracias al sentido familiar que úne a sus seguidores en todo el mundo, conocidos como los Deadheads.
Recuerdo que en 1987 escuché una noticia que me sorprendió sobremanera: The Grateful Dead, un grupo que nunca había tenido un número uno en Billboard y que jamás aparecía en los rankings de MTV figuraba como la banda que más dinero había recaudado en conciertos, por encima de U2 - que en ese momento era la banda de rock más exitosa del mundo gracias a su álbum The Joshua Tree - y Michael Jackson, el indiscutible "Rey del Pop" en aquel entonces. Justo en ese año ellos lanzaron un disco titulado In the dark, con un sonido ligeramente orientado hacia el pop que produjo el tema Touch of grey, quizás la única canción de The Grateful Dead que haya sido masivamente conocida en su historia discográfica.
Protagonistas definitivos del llamado "verano del amor" de 1969, la banda fue uno de los actos más esperados en el Festival de Woodstock pero algunos problemas técnicos producidos por la intensa lluvia hicieron que su presentación fuera literalmente desastrosa. Años después saldrían a la luz imágenes de ese concierto, que no fueron incluidas en la conocida versión cinematográfica del mítico festival que dio fama a artistas como Santana, Jimi Hendrix, entre otros. Uno de sus mayores logros fue actuar frente a casi 700,000 personas en 1973, durante el Summer Jam Festival en New York junto a The Band y The Allman Brothers Band. Este concierto tuvo durante muchos años el Record Guinness como el más concurrido de todos los tiempos.
Jerry Garcia siempre fue el líder del grupo debido a su carisma, su elocuencia y su decisiva participación en las composiciones grupales de The Grateful Dead. Por otro lado, su fama como guitarrista se hizo mayor debido a que tocaba a pesar de haber sufrido la amputación de tres tercios del dedo medio de su mano derecha, tras un accidente ocurrido durante su niñez. Todo esto, además del discurso en pro del consumo de drogas y una personalidad amable y sencilla hacia sus dans, lo convirtieron en ícono contracultural de una época marcada por los anhelos de libertades tanto personales como sociales, políticas y artísticas.
El núcleo de la banda estaba conformado por Jerry García (voz, guitarra), Bob Weir (voz, guitarra), Phil Lesh (bajo), Bill Kreutzmann (batería) y Mickey Hart (batería), con la colaboración especial del compositor y guitarrista Robert Hunter. A través de los años la banda contó con diversos tecladistas/pianistas como Ron McKernan, Keith Godchaux, Brent Mydland y Bruce Hornsby, entre otros. Muchos de ellos aun mantienen vivo el legado de García y The Grateful Dead con intensas giras y lanzamientos de grabaciones de sus interminables conciertos en las tres décadas y media de su camino musical. Entre sus mejores álbumes podemos mencionar Aoxomoxoa (1969), American beauty (1970), Wake of the flood (1973), Shakedown street (1978) y Built to last (1989). Luego de la lamentable muerte de García se inició la publicación de infinidad de recopilatorios en estudio y en vivo, además de la colección Dick's Picks que hasta el día de hoy lleva lanzado 36 volúmenes conteniendo conciertos de todas las épocas con versiones alternas, jams y grabaciones inéditas del grupo.
The Grateful Dead es una banda legendaria que vale la pena redescubrir gracias a la magia de la Internet. Como dice una de sus clásicas y más famosas canciones, escucharlos es un extraño y largo viaje...
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