jueves, 10 de noviembre de 2011

SUITE THE PLANETS: MÚSICA DE CIENCIA FICCIÓN


Entre 1914 y 1918, la Tierra vio desgarrados sus cimientos por la desolación y el terror. La Primera Guerra Mundial asoló prácticamente todo el continente europeo y países de ultramar como Japón y los EE.UU. tomaron participación del primer conflicto de enormes dimensiones del siglo 20. En esos años, un compositor inglés - quizás el único reconocible dentro del vasto universo de la música clásica dominado por alemanes, italianos, rusos, franceses y países de Europa Oriental - se abstrajo de todo y se fue al espacio exterior, materializando en épicas orquestales una realidad totalmente ajena a lo que ocurría en su planeta, casi como un intento de escapar de las agresividad humana que destruía y asesinaba en nombre de los siempre mezquinos intereses político-económicos.






Gustav Theodore von Holst (posteriormente se haría llamar simplemente Gustav Holst, 1874-1934), un compositor y profesor de música que tuvo que abandonar el piano y cambiarlo por el trombón debido a una condición médica que afectaba la movilidad de su mano derecha, escribió entre 1914 y 1916 la Suite The Planets Op. 32, a los cuarenta años de edad, animado por el interés que había desarrollado en la astrología de la mano de uno de sus mejores amigos, el escritor y dramaturgo Clifford Bax. Inicialmente pensada como un dueto para piano, pasó poco tiempo antes que el ambicioso proyecto se convirtiera en sinfónico y actualmente es una de las suites orquestales más famosas e interpretadas de la música contemporánea, aunque alguna vez su autor manifestó que la popularidad que alcanzó opacaba otros de sus trabajos, que él consideraba de mayor calidad musical.






The Planets tiene siete movimientos, cada uno de ellos nombrado a partir de los planetas del sistema solar. Como el concepto de esta obra es astrológico y no astronómico la Tierra no estuvo incluida, pues la intención de Holst era dar vida musical a las relaciones e influencias de cada planeta sobre la psiquis del ser humano (aunque por este tema el Sol y la Luna podrían también haber formado parte de la suite, eso entraría en conflicto con el título de la misma). En el caso de Plutón, su ausencia se debe a que fue descubierto en 1930, doce años después de su estreno y posteriormente a eso Holst no manifestó interés alguno en componer un movimiento más sobre el planeta nuevo. Como todos sabemos, en el año 2006 la Asociación Internacional de Astronomía "degradó" a Plutón que dejó de ser el noveno planeta para convertirse en un planeta enano, lo cual deja intacta la naturaleza de la suite de Holst como obra íntegra relacionada a los planetas del sistema solar.






Cada uno de los planetas de Holst tiene un subtítulo, que caracteriza a cada movimiento con su significado astrológico y sus relaciones con las ciencias que estudian los horóscopos. Así el orden de los movimientos es como sigue:

1.- Mars: The bringer of war (Marte: El portador de la guerra)
2.- Venus: The bringer of peace (Venus: el portador de la paz)
3.- Mercury: The winged messenger (Mercurio: El mensajero alado)
4.- Jupiter: The bringer of jollity (Júpiter: El portador de la alegría)
5.- Saturn: The bringer of old age (Saturno: El portador de la vejez)
6.- Uranus: The magician (Urano: El mago)
7.- Neptune: The mystic (Neptuno: El místico)

La instrumentación de la suite está fuertemente dominada por los metales, los vientos y las percusiones, además de las volátiles atmósferas creadas por los ensambles de cuerdas de una sinfónica elemental. Las melodías reflejan de manera muy clara la naturaleza de cada cuerpo celeste, en lo que podríamos llamar una cartografía astrológica en partituras. Mientras Marte, Júpiter y Saturno son impresionantes, enérgicas y fuertes; Mercurio, Urano y Neptuno son enigmáticas, misteriosas y oscuras. La más apacible, Venus, reposa sobre los clarinetes y violines en envolventes formas.




Holst, amante de la poesía norteamericana y de las óperas de Wagner, fue el primer compositor sinfónico en dirigir el escapismo musical hacia el especio exterior, décadas antes de que aparecieran las películas que recreaban galaxias lejanas, contactos extraterrestres y naves espaciales, en una inteligente y sobrecogedora combinación de astrología y mitología. Entre Arnold Schoenberg y John Williams, la suite The Planets de Gustav Holst es la primera composición musical de ciencia ficción, subgénero que actualmente no puede ser desligado de la cinematografía fantástica. A más de 90 años de su estreno, posee una vigencia y fortaleza sobrecogedoras.

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