Cuando se habla de "los hijos de las estrellas de rock que también hacen música" se suele mencionar, por defecto, a Julian y Sean Lennon, a Jakob Dylan, líder de la banda noventera The Wallflowers y a los hermanos Ziggy y Damian Marley. Y a pesar de que en su momento cada uno de estos hijos del rock tuvieron su cuarto de hora en los rankings mundiales, básicamente se hicieron conocidos gracias al calculado uso del apellido de sus célebres padres John Lennon, Bob Dylan y Bob Marley respectivamente.
Los artículos que supuestamente pretenden ir más allá de lo convencional que he podido ver en versiones virtuales de prestigiosas revistas como Spin, Time, Rolling Stone, etc. mencionan a Dhani Harrison (hijo del otro ex Beatle fallecido, el eterno George), a Rosanne Cash, cuyo padre Johnny es toda una leyenda de la música country y hasta a Norah Jones, hija del gurú y compositor indio Ravi Shankar, algo que muy pocas personas deben saber. Como no les alcanza para completar los diez para su ranking, terminan incluyendo a Nancy Sinatra y hasta a la angelical Charlotte Gainsbourg, fruto del amor entre los divos franceses Serge Gainsbourg y Jane Birkin, que alborotaron el cotarro en 1969 con aquel sugestivo tema llamado Je t'aime... moi non plus que hoy suena como música de fondo en comerciales de jabón para baño y camisas para hombres.
Desde que Frank Zappa falleció en 1993, los medios norteamericanos han hecho todo lo posible por borrarlo del mapa pues sus ácidos comentarios al ordenamiento social imperante, a los sistemas educativos y su aguda opinión política siempre fueron incómodos para el establishment. Porque Zappa fue lo que se conoce como un agente provocador de todo aquello que pareciese "normal". No me consta que eso responda a una consigna pero me parece extraño, por decir lo menos, que ningún programa de MTV, VH1 o cualquiera de esas otras cadenas dedicadas a hacer historiografía del rock mundial pasen por alto la influyente vida y obra del genio de Baltimore y que se extiende ahora al absoluto con respecto del permanente homenaje musical que, desde el año 2005, le viene rindiendo su segundo hijo y también guitarrista, Dweezil Zappa Sloatman.
Frank Zappa tuvo muchas particularidades durante su carrera, entre ellas las de bautizar con nombres extraños a sus hijos. Dweezil nació en 1969, en el cenit de la prolífica carrera de su padre y vio muy de cerca sus procesos creativos. A los 11 años de edad, el pequeño Dweezil hizo sus pininos en el negocio de la música como presentador de videos en la cadena MTV. Posteriormente se inició como guitarrista en algunos conciertos de su padre - durante la gira final de 1988 - en el que se notaba un serio gusto por el heavy metal. Eran finales de los 80s y Dweezil se declaraba fanático de Eddie Van Halen, a quien trataba de imitarle el estilo. Poco a poco fue haciéndose de un sonido propio y su virtuosismo no dejaba dudas de la influencia genética de su famoso y controversial padre.
Luego de múltiples aventuras discográficas junto a su hermano Ahmet y de dejar en stand-by un ambicioso proyecto guitarrístico llamado What a hell I was thinking? (una especie de sinfonía de solos de guitarra que fue armando con la participación de destacados músicos, desde los hermanos Young de Ac/Dc hasta Eric Johnson, desde Brian May hasta Jeff Beck), Dweezil decidió acercar la música de Frank Zappa a las nuevas generaciones, quienes no habían podido ser expuestas al amplio repertorio del guitarrista y compositor, y se embarcó en una aventura de lo más bizarra: ensamblar una banda de músicos jóvenes, altamente entrenados y multitalentosos para interpretar en vivo el complejo e inacabable catálogo que Frank produjo entre 1965 y 1993. Una tarea titánica que solo puede explicarse a través de la conexión entre un hijo y su padre. Un verdadero homenaje que une musicalidad y familia que ha pasado desapercibido por la prensa oficial desde su primera aparición pública en el 2006.
Así nació Zappa Plays Zappa, un espectáculo musical extremadamente desafiante para cualquier melómano que se respete. Inicialmente se pensó en una única gira pero el éxito obtenido en EE.UU, Europa, Australia y Japón impulsó a Dweezil a convertirlo en una tradición anual, que siempre sorprende debido a la cantidad de música "nueva" que el guitarrista de 42 años presenta a los públicos fanáticos de su padre y a los nuevos oyentes que quedan perplejos ante un material capaz de atraer nuevos públicos, lo cual confirma su capacidad para soportar el paso de los años. La música de Frank Zappa siempre estuvo adelantada a su tiempo (como reza el título de uno de sus numerosos álbumes) y el impacto de esta gira lo demuestra a cabalidad.
La banda Zappa Plays Zappa está actualmente conformada por Sheila Gonzáles (voz, saxo, flauta, teclados), Ben Thomas (voz, trompeta), Jamie Kime (guitarra), Chris Norton (teclados, violín), Pete Griffin (voz, bajo), Billy Hulting (voz, marimbas, vibráfonos, percusión) y Joe Travers (voz, batería). En el período 2006-2008 también fue parte del grupo Aaron Arntz (teclados, trompeta, voz) pero posteriormente se retiró. Como el repertorio de Zappa es muy dinámico - sobre todo en cuanto a la instrumentación y a los diálogos en las famosas rutinas cómicas - los miembros de Zappa Plays Zappa fueron cuidadosamente escogidos en las audiciones por Dweezil y él mismo se recluyó durante meses para aprender los complejos solos de su padre, que actualmente replica a la perfección.
Otro de los aspectos importantes de este homenaje itinerante e inagotable es que cuenta con la participación de experimentados músicos que alguna vez fueron descubiertos por Zappa, trabajaron para él y posteriormente hicieron su propio camino en el mundo de la música. Por ejemplo, artistas como Steve Vai (guitarra), Terry Bozzio (voz, batería), Napoleon Murphy Brock (voz, saxo, flauta), Scott Thunes (bajo), Ray White (voz, guitarra), Jean Luc Ponty (violín) y la dupla Flo & Eddie (es decir los cantantes Mark Volman y Howard Kaylan, miembros originales de la mítica banda sesentera The Turtles) han subido al escenario para beneplácito de los conocedores de la trayectoria de Frank Zappa, que pueden sentir la misma emoción que sentían en la época de los grandes conciertos a teatro lleno que solía hacer en vida.
Incluso el show tiene un segmento en el que Dweezil toca con Frank intercambiando afilados y virtuosos solos de guitarra, gracias a la tecnología. Desde una enorme pantalla, se proyecta la imagen de Frank Zappa lanzando sus clásicos, largos e impredecibles latigazos y su hijo le responde con otro tanto. Un momento inolvidable en cada concierto. Por lo general, esta unión virtual se da en las canciones Black napkins, Zoot allures, Stink foot, Muffin man, entre otras.
La prensa musical ha decidido deliberadamente ignorar este sentido homenaje. Esto se debe - creo yo - al temor que les produce un renacimiento de la figura contracultural de Frank Zappa, que fue una especie de precursor de Michael Moore, el célebre documentalista que ha puesto tantas veces en jaque al corporativo gobierno norteamericano. Como será de deliberado este ninguneo que ni siquiera voltearon sus reflectores cuando en la edición 51 de los premios Grammy, la academia galardonó a Dweezil y su banda por mejor interpretación instrumental de rock, por la versión del clásico Peaches en regalia, compuesto originalmente en 1969.
Zappa Plays Zappa se encuentra en su séptimo año de exitosas giras mundiales, tiene un DVD en el mercado y prepara lanzar uno más titulado Son of Roxy & Elsewhere, interpretando de manera íntegra el laureado álbum en vivo de 1974 Roxy & Elsewhere. Probableente la gira de este año incluya algunas fechas en Sudamérica, sería excelente que algún empresario se animara a traerlos a Lima. Sería un concierto chico pero de extremada calidad musical. Solo queda esperar y mientras tanto, verlos y escucharlos en video...