viernes, 18 de mayo de 2012

"¿Y QUIÉN ES MILTON NASCIMENTO...?"


Es la pregunta que muchos se deben estar haciendo internamente, pues gracias a Sonidos del Mundo y a la cultura reduccionista de esta era de noticias instantáneas, la gran masa piensa que el único representante conocido de la MPB (Música Popular Brasileña) es Caetano Veloso. No deja de sorprenderme, cada vez que lo pienso, que el público que suele llenar los conciertos de Veloso en Lima y que escuchan desde su Ipod sus versiones de Fina estampa son, a un tiempo, quienes discriminan a todo el mundo, no dejan pasar a nadie en las playas exclusivas de Asia y viven con sus conciencias tranquilas a pesar de que en sus círculos sociales, la idea predominante sea que el premier Valdés está haciendo un gran trabajo. Pero no sospechan que si Caetano Veloso fuera joven en estos días, apoyaría al 100% la oposición a su adorado Proyecto Conga. Y si apenas saben quién es Caetano Veloso, imagínense lo poco o nada que deben saber de don Milton, quien próximo a cumplir 70 años, nos visita por primera vez este 25 de mayo.

Estamos hablando de uno de los personajes más activos y hasta cierto punto, más universales del movimiento musical brasileño surgido a finales de los 60s. No es mi intención hacer un tedioso recuento biográfico de este gran cantante y compositor nacido en Belo Horizonte pero sí realizar un sucinto acercamiento a su trascendente obra creativa, desplegada en más de 35 álbumes. Si bien es cierto su nombre aparece junto a los otros grandes del bossa nova y la MPB (el ya mencionado Caetano Veloso, Gilberto Gil, Chico Buarque, etc.), su música tuvo siempre linderos más amplios, que lo llevaron a desarrollar colaboraciones con importantes exponentes de del jazz como el saxofonista Wayne Shorter, el tecladista George Duke, el pianista Herbie Hancock o populares cantantes pop como James Taylor, Paul Simon y hasta Duran Duran, entre muchos otros. Paralelamente, Nascimento compartió escenarios todo el tiempo con sus camaradas brasileños pues existe una conexión insoslayable entre estos artistas y el legado sonoro de su país. Por ejemplo, son memorables las grabaciones que Nascimento ha hecho junto a Chico Buarque en los 80s, las giras junto a Antonio Carlos Jobim o las imponentes armonías vocales junto a Gilberto Gil, Gal Costa, etc.

La importancia de Milton Nascimento en el panorama de la música mundial tiene que ver con el poder de su voz, capaz de evocar la profundidad más grave del cancionero brasileño hasta llegar a falsetes agudos inalcanzables - según Maurice White, fundador de Earth Wind & Fire, el desarrollo vocal de la banda se inspiró en las grabaciones que Milton hizo en sus inicios, entre 1969 y 1972. Sus composiciones tienen ese sabor brasileño inconfundible pero además cuentan con elementos globales que la hacen menos accesible, más experimental y misteriosa. Y a pesar de esa aparente complejidad, su música es capaz de conmover a todo público por su sensibilidad y sentido del ritmo. Cuando en 1998 recibió el Grammy a mejor álbum en la categoría World Music, Milton declaró: "Creo que esta categoría la crearon para definir mis canciones. Siempre me han preguntado cuál es mi estilo, pero yo no he querido etiquetarme. Entonces aparece esta categoría que engloba toda la música que no se ha hecho en los EE.UU. o en Europa. El término World Music se acerca más a todo aquello que yo hago". 

Definitivamente, el recital que dará Milton Nascimento, conocido como Bituca por sus amigos más cercanos y fans de larga data - que ha sido condecorado innumerables veces como embajador de causas sociales en países latinoamericanos y africanos - será un encuentro íntimo, reservado para aquella minoría familiarizada con su existencia en el espectro de la música popular contemporánea, de poco público pero de infinidad de emociones aseguradas. Eso sí, no faltarán aquellos que, iniciados desde el youtube o gracias a su suscripción a El Comercio, ocuparán las primeras filas y se la pasarán tomando fotos sin disfrutar de la magia telúrica de esta verdadera estrella del oficio de conjugar sonidos y convertirlos en obras de arte.


Travessia, uno de sus clásicos, compuesto en 1969.

 
María María, quizás su canción más ubicable, originalmente lanzada en 1976, aquí tocada en vivo con el guitarrista canadiense Pat Metheny

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O qué será, composición de Chico Buarque con arreglos vocales de Milton Nascimento.

 
Milton a dúo con James Taylor, presentados por Jools Holland.

 
Encuentros y despedidas junto a la cantante Marina Machado.

domingo, 6 de mayo de 2012

THE BEASTIE BOYS DE LUTO



La primera canción que escuché de The Beastie Boys no tenía nada de rap o hip hop. Era más bien un tema rockero llamado (You gotta) Fight for your right (to party) de 1986. El video dejaba en claro que no se trataba de una banda perteneciente a la ola de grandilocuentes bandas metaleras de aquella época. Todo lo contrario pues se trataba de un trío de lo más divertido y desfachatado y aun sin conocer más de aquel primer disco, me quedó claro que ese tema era una parodia al espíritu fiestero de la escena musical de Los Angeles.

El eclecticismo de estos tres neoyorquinos de ascendencia judía no tuvo límites en la década de los 90s. Aunque sus inicios se remontan a la segunda mitad de los 80s como un trío de punk y hardcore que llegó a ser telonero de grandes del género cono los Dead Kennedys o Bad Brains, pronto quedó claro que lo suyo era entrometerse en la subcultura negra del rapeo más callejero y agresivo. Sus letras y mezclas fueron de la mano con su actitud confrontacional y directa hasta convertirlos en el grupo de rap más respetado por la comunidad afroamericana. Sin embargo, en sus álbumes nunca dejaron de establecer claramente que lo suyo no eran solo juegos de palabras, overoles, viseras puestas al revés y cadenas. Michael Diamond (Mike D, batería), Adam Horovitz (Ad-Rock, guitarras) y Adam Yauch (MCA, bajo) eran hábiles con los micrófonos y las rimas pero también con los instrumentos más orgánicos y podían pasar de fraseos lanzados sobre mezcladoras a convertirse en un power trío de guitarra-bajo-batería de un momento a otro o grabar sorprendentes álbumes de jazz fusión como The mix up de 2007.


Apoyados desde 1998 por el cuarto beastie boy, el DJ y amo de las mezclas Mix Master Mike (alter ego de Michael Schwartz), el trío publicó entre 1986 y 2011 ocho notables discos y se convirtieron en una de las mejores bandas del amplio espectro musical que hoy conocemos con el nombre genérico de rock, durante una década marcada por la homogeneidad y el aburrimiento en cuanto a propuestas sonoras. The Beastie Boys hicieron el mejor rap blanco del mundo, mucho antes de la aparición de Eminem y consolidaron una carrera auténtica, cargada de personalidad y talento, al margen de las tendencias y los mandamientos de la industria discográfica comercial. Mientras que el supuestamente agresivo Eminem ahora graba memeces con Rihanna, los Beastie Boys aun conservaban su capacidad de asombrarnos con producciones como Hot Sauce Committe Part Two, su última producción discográfica, cuya grabación y lanzamiento estuvieron marcadas por el diagnóstico de cáncer que recibió Adam Yauch en el 2009. La terrible enfermedad acabó con la vida del talentoso músico hace un par de días. Probablemente no volvamos a escuchar nada nuevo de The Beastie Boys tras esta lamentable pérdida, pero queda su legado musical, aun inexplorado por las generaciones actuales.


De su primer álbum Licensed to ill (1986)

 
De su tercer álbum Check your head (1992)

 
Este tema, Sabrosa, es una de las primeras incursiones del trío en estilos mucho más sofisticados que todo el hardcore y el rap que habían hecho hasta entonces. Del cuarto álbum, Ill communication de 1998.

 
En 1995 lanzaron Aglio e Olio, un EP en clave punk (tema: I want some)

 
Off the grid, del genial The mix up (2007)

 
Su último videoclip, Make some noise, con la participación de diversas estrellas del cine y la televisión.